May 16
En el Parque Nacional de Garajonay en la Isla de La Gomera, entre su profunda vegetación y su imponente belleza se encuentra La Laguna Grande. Un lugar clave para los visitantes de la Isla colombina, donde el misterio se une con escenario de diferentes historias como la leyenda de las brujas de La Laguna.
En la cima del Alto de Garajonay, situada a 1375 m de altura, se localiza uno de los enclaves sagrados más importantes de la isla, con al menos cuatro aras de sacrificio. El parque nacional del que emerge es un paraje natural que alberga una muestra viva de auténticos fósiles vegetales y en cuyo seno se encuentra la Laguna Grande, un llano circular que surge en un claro del bosque y que desde antaño fue punto de encuentro de los diversos caminos que recorren la isla y de presuntas reuniones brujeriles.
Un pequeño espacio en medio de la nada, zona de ocio para muchas familias, pero en cuanto cae la noche se convierte en un lugar lleno de historias que han pasado de generación en generación.
Justo en el centro de La Laguna se encuentra un pequeño círculo con 15 piedras, en el que se cree que se reunían las 15 brujas, para bailar, invocar a los dioses y realizar conjuros, fuente de todas las leyendas que rodean a La Laguna Grande.
Algunas de estas piedras presentan signos grabados, pero resulta difícil distinguir los de moderna ejecución de los antiguos.
La tradición refiere también la existencia en este paraje, hasta hace unas décadas, de diversos amontonamientos de piedras distribuidos en todo el claro del bosque. Túmulos que, según hipótesis, fueron realizados por los antiguos aborígenes de la isla con las piedras que cada caminante dejaba en el lugar al pasar por él. Una costumbre que entre los bereberes tiene un carácter mágico, pues cada piedra representa al espíritu de un antepasado. En conjunto, las piedras forman altares denominados kerkús.
Hasta hace pocos años se creía que las brujas cambiaban de lugar los túmulos de Laguna Grande e incluso hoy en día se cuenta la historia de un caminante que una noche se encontró en la zona con un grupo de ellas en pleno akelarre y que, al clavar su cuchillo en el suelo, las dejó paralizadas hasta el día siguiente. También se cuenta que gente se perdió a veces en el monte y amanecía en lugares diferentes a dónde se habían dormido.
En el mismo recinto hay una roca gris verdosa de mayor tamaño que el resto. Se encuentra situada a casi trece metros del círculo, con tres de cuyas piedras forma un eje que podría estar marcando algún punto de interés geográfico o astronómico.
fuente: rtvc y ma